La chufa se planta durante los meses de abril y mayo, dependiendo del cultivo de chufa anterior será un mes u otro.
El proceso de recolección se realiza de noviembre a enero porque la chufa debe estar totalmente seca para ser recolectada.
En el proceso de recolección se realiza un quemado controlado de la planta. Tras esta quema se limpia de cenizas y otros restos y se procede a la recolección con cosechadora.
Una vez recolectadas deben ser lavadas para que pierdan las raíces, la piel y se eliminen aquellas chufas que no han resultado ser válidas para la obtención de horchata.
Tras el lavado, deben pasar a la etapa de secado. Este proceso tiene una duración media de tres meses, y mientras tanto, las chufas deben removerse para que el secado sea uniforme, hasta llegar a una humedad menor del 11%.
Tras el secado, las chufas están listas para elaborar horchata.